¿Qué haría una persona común y corriente si es abordado por un
fabricante de queso que le ofreciera una muestra de queso brie y le dijera que
las bacterias utilizadas para su proceso provienen de su axila? ¿Qué tal si una
tienda de mascotas anunciara ratones transgénicos con genes de celebridades?
¿Causaría esto repudio entre los compradores o, por el contrario, despertaría
mayor deseo para que las personas se hicieran de uno de ellos?
“Grow Your Own… Life After Nature”, aborda estas y otras preguntas que
parecen sacadas de la ciencia ficción. Se trata de una exposición recientemente
inaugurada en la Galería de Ciencias del Trinity College de Dublín que presentó
20 piezas, todas situados más en el campo de proyectos artísticos, o denominado
Bio arte , que en el de
experimentos científicos, las cuales son capaces de provocar cuestionamientos,
mientras que otras son tan extrañas que no pueden ser catalogadas del todo,
publico The Smithsonian Magazine.
El grupo curatorial de artistas, diseñadores, científicos y bio
hackers del show hicieron un llamado abierto en la primavera de 2013 para
proyectos que “impulsaran una conversación pública sobre la bilogía sintética”.
Así, de entre las solicitudes que recibieron, seleccionaron trabajos
visionarios que mostraran la manera en la que se vería un futuro en el que
pudiéramos diseñar vida para ajustarla a nuestras necesidades.
En síntesis, la exposición trata de lo que ocurre cuando las personas
están dispuestas a diseñar organismos vivos, así como a imaginar si están
dispuestos a tomar a algún tipo de criatura viva y diseñarla como si fuera un
producto. “¿Cómo se vería?”, dijo Michael John Gorman, director de la galería.
Un ejemplo de esto es la pieza llamada “Selfmade”, en el que la
microbióloga Christina Agapakis y el artista sensorial Sissel Tolaas recogieron
bacterias de las bocas y los dedos de pies (“en donde encuentras gran
diversidad”, dijo Agapakis) de varios participantes. Ellos cultivaron estas
bacterias y levadura en cajas de Petri y eventualmente las combinaron con leche
para crear cheddar y queso crema. Finalmente, debido a que cada uno de los
productos lácteos mostrados en la exposición eran representativos de las
bacterias de cada donante, los creadores los llamaron “retratos de queso”.
“Todos sabemos que el queso y los olores corporales están bastante
asociados”, dijo Tolaas en un video producido conjuntamente para la exposición.
Por su parte, Agapaki remató diciendo: “Las bacterias que encuentras entre los
dedos de los pies es, de hecho, muy similar a la bacteria que hace que el queso
huela a pies.”
Sin duda, un hecho empírico (y real) en el que pocos reparan cuando
comen un queso común y corriente.
“All That I Am” es otra pieza de la exposición, autoría del artista
Koby Barhard, la cual invita al espectador a pensar de manera más profunda
sobre la genética. De esta manera, Barhard compró cabello de
Elvis Presley en
el.
Las piezas son lúdicas, sin duda, y aun así provocan cuestionamientos.
“¿Queremos realmente crear esto?”, pregunta Gorman. “¿Sólo porque podamos no
quiere decir que debamos?”
Los proyectos son controversiales en su misma naturaleza. Fuerzan al
espectador a pensar sobre el gran potencial de aplicaciones de la biología
sintética y al mismo tiempo dan pie a debates éticos y legales. ¿Con qué
aplicaciones se está cómodo como espectador y cuáles serían consideradas
monstruosas?